Los equipos de electroencefalografía (EEG), son equipos costosos que por medio de procedimientos a veces más tardados a veces menos, logran leer la actividad eléctrica cerebral. Hay equipos muy sofisticados y relativamente fáciles de usar que permiten una lectura muy completa de las ondas cerebrales. Los equipos de EEG no permiten de manera natural conocer el origen de una señal electroencefalográfica. Podemos saber qué actividad hay en una zona, pero no conocemos el origen de esa actividad. Normalmente esto se hace con otras tecnologías como la resonancia magnética funcional (fMRI). Si bien con procedimientos algorítmicos es posibles suponer localizaciones, no es tarea fácil. Por ello la diadema de Emotiv que se muestra en el video que acompaña esta entrada significa un gran avance. Gracias a la creación de un algoritmo es posible localizar las señales cerca de su origen. No sólo eso; la diadema es capaz de identificar las señales y su origen para la población en general. Si bien sólo tiene 14 canales (la investigación con EEG reciente requiere de al menos 128 canales) esta diadema de EEG es muy económica, es de alta resolución y como comentaba anteriormente permite localizar orígenes de una señal. Pero lo asombroso es que este equipo de EEG es también un dispositivo BCI; un dispositivo que permite manipular «mentalmente» o con la actividad cerebral a otros objetos.

Con un entrenamiento de sólo ocho segundos el software del dispositivo «aprende» y una persona puede mover un objeto virtual o «literalmente» desaparecerlo con una simple orden mental. Incluso estos entornos virtuales pueden responder a las emociones dictadas por la actividad cerebral detectadas por la diadema. Pero también se pueden manipular objetos reales, por ejemplo elevar un helicóptero de juguete pensando en la palabra «elevar», o mover una silla de ruedas con las expresiones faciales