Mal presentimiento
Escrito por Julio César Penagos en Sep 6th, 2012 en Psicologia
Tengo el mal presentimiento que algunos promotores de la pseudociencia usarán la siguiente información para sus oscuros fines 😉
La expresión anterior está en relación con el artículo «The gut feeling» que aparece como portada del más reciente número (septiembre 2012) de Monitor on Psychology. En dicho artículo, su autor, Carpenter, describe una serie de hallazgos que vinculan las bacterias comunes del intestino con ciertas funciones neurofisiológicas, cognoscitivas y psicológicas.
Carpenter señala la existencia de estudios con roedores en donde se observa que la microbioma intestinal puede influir en el desarrollo neural, la química cerebral y una amplia variedad de fenómenos del comportamiento; por ejemplo el comportamiento emocional, la percepción del dolor y la respuesta al estrés.
Algunos estudios han encontrado que ajustando el delicado balance entre la enfermedad y el beneficio que causan algunas bacterias, puede hacer que algunos ratones sean más audaces o más ansiosos. Lo anterior puede implicar el uso de probióticos para tratamiento de ansiedad. Aunque no dudo que alguien haga el «salto cuántico» y diga que comiendo yogur se curará un ataque de pánico 😉
Resulta que el intestino, originalmente estéril, con el tiempo va acumulando bacterias. Éstas producen sustancias neuroquímicas que el cerebro utiliza para regular algunos procesos fisiológicos básicos, así como procesos emocionales, de aprendizaje y de memoria. Cuidado lector… sólo se está diciendo que se producen sustancias que el cerebro utiliza. De hecho, un neurotransmisor importantísimo en nuestra vida cotidiana, la serotonina, es producido en un 95% por las bacterias intestinales.
Un estudio muy interesante reportado por Carpenter, muestra evidencias que roedores de dos clases antagónicas (unos muy tímidos y nerviosos, y otros bastante audaces) fueron expuestos a niveles diferentes de bacterias. Como resultado de esto, las formas de afrontamiento de los ratones ante situaciones amenazantes o de riesgo se modificaron. En otro estudios, ratones alimentados con lactobacillus, fueron más propensos a aventurarse en un laberinto amenazante o a luchar más (permanecer a flote) en una prueba de nado forzado. Para quien quiera profundizar, en el artículo en mención se dan algunas explicaciones de tales efectos. En general se relaciona con la recepción de cierta clase de neurotransmisores.
Vale la pena también hacer notar que esto es un camino de dos vías. Así como la actividad de los intestinos pudiera tener cierto impacto a nivel psicofisiológico, igualmente sucede en un sentido contrario. La actividad psicológica, puede también tener un efecto a nivel intestinal. Por ejemplo hay evidencia que indica que el estrés psicológico modifica el microbioma. Igualmente hay abundante información de cómo las condiciones de interacción de un organismo con el ambiente puede conducir a inflamación intestinal o a alguna susceptibilidad a las enfermedades.
¿Porqué el título «mal presentimiento»? Porque finamente cuando alguien tiene una sensación en el estómago (gut feeling), como una «intuición» o un «presentimiento», es de alguna forma una buena imagen que ilustra la vinculación entre los intestinos y la cognición. Por otro lado, mi experiencia me dice que el resumen de dichos trabajos puede llevar a conclusiones muy alejadas del sentido original.
Referencia: Carpenter, S. (September, 2012). That gult feeling. Monitor on Psychology, 43(8), 50
Tags: enfermedad, Neurociencias, psicosomático, salud
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