Hay mitos en la psicología que son eso, mitos, y que han sido considerados, de manera equívoca, conocimiento científico psicológico. Sin embargo, hay cosas peores, hay charlatanerías, pseudociencia e ignorancia que pasan por psicología, se mencionan en espacios académicos como información académica, científica (incluso para atacar la ciencia misma) y la gente no se entera, porque después de todo la ignorancia para muchos es más cómoda que el conocimiento.

¿Qué sistema académico tenemos que ni nuestros académicos son capaces de diferenciar superstición de práctica científica?

No tengo duda que algunas personas hayan mejorado su bienestar psicológico depositando sus convicciones en el gurú de enfrente. La pregunta es ¿cuál es el costo? La respuesta es: el camino al oscurantismo.

Quien mejoró su salud depositando su confianza en prácticas esotéricas, la mejoró por otras variables que no son las que cree. Imaginamos que alguien va cayendo en un vacío, queda atorado sin saberlo de alguna rama y supone que, por ejemplo, haber cerrado los ojos lo salvó. La próxima vez que caiga al vacío, en lugar de buscar una rama, cerrará más fuerte los ojos… Morirá. Es lo mismo con las medicinas y terapias alternativas. Es el costo de errar el camino de la evidencia por el de la superstición.

Suponer como verdad relaciones falsas conduce a caminos con destinos inexistentes que más temprano que tarde serán precipicios.

La homeopatía, aunque no en el terreno de la psicología, es un buen ejemplo. Creer que pastillas azucaradas (perdón, homeopáticas) podrían curar el sida, haría que éste se propagara por equivocar el camino. Los principios que regulan la homepatía son absurdos. Reducir algo a su mínima expresión, como lo hace la homeopatía, para que tenga más poder es absurdo. Si así fuera, la gente que vive con muy buenos niveles de agua potable estaría al borde de la muerte, pues el agua potable tendría mínimas e insignificantes partículas contaminantes. Así, que siguiendo la absurda lógica de la homeopatía, un mínima cantidad de contaminante debería dejar fulminada a la población más sana. O bien yo agarraría tremenda borrachera con diluir una gota de vino, en un litro de agua, y diluir una gota de esa mezcla en otra botella de agua limpia y en otra y en otra. Entre más diluida y agitada esté la gota más borrachera tendría. Eso es la homeopatía, diluir y agitar. Por mucha «magia» y «truco» que tenga la agitada, cualquier cosa perderá su poder. Claro los homeópatas, y algunos bien intencionados y honestos creyentes de su práctica, suponen que el agua tiene memoria. Insisto, si tuviera memoria, la borrachera que me pondría con la gota de vino diluida en una alberca sería de antología. Pero no, las cosas más bien funcionan al revés. Una bomba entre más carga de explosivos tenga, más poder tendrá. Entre menos contaminantes tenga una gota de agua, más pura estará y más benéfica para el organismo será.

Esto que estás leyendo es gracias al conocimiento científico y al avance tecnológico, no a la telepatía. El flujo de electrones que permite muchos de los procesos que hacen que leas esto, no es producto de poderes mentales telekinéticos, es gracias al conocimiento científico que hace a un lado la charlatanería y a veces tienen que luchar contra ella para que tú puedas leer esto, para que los niños tengan vacunas y para que la gente no muera malaria o tuberculosis.

Las flores de Bach no son terapia psicológica basada en conocimiento científico, como tampoco lo son las constelaciones familiares y otros ritos similares. Son grupos de creencias en el mejor de los casos. Creer en ellas y no ponerlas a prueba es un camino directo al precipicio.

Afortunadamente la psicología, como ciencia, no toca estos caminos. Más bien esos caminos, buscan un ropaje psicológico y un lugar en donde anidar. La psicología científica, estudia con rigor el aprendizaje, la memoria, la conducta, las emociones o la cognición. Pone a prueba hipótesis. A veces verifica hipótesis, a veces las rechaza. No es un conjunto de dogmas. Es un conocimiento producto del cuestionamiento, de las pruebas de laboratorio, de la duda. Si escuchas de una «cura psicológica», que no ha sido sometida a riguroso control experimental, que no ha sido medida con instrumentos confiables y válidos o no ha sido publicada en revistas científicas, es altamente probable que esa cura psicológica, no sea más que una expresión de la superstición en turno, de la ignorancia científica o de la falta de rigor metodológico.

Ya había puesto este video en otro momento, pero es buen momento para repetirlo:

Una disculpa adelantada si alguien se siente lastimado por estos comentarios. Los comentarios son sobre las ideas, no sobre las personas.



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3 Comments para “Supersticiones disfrazadas”

  1. sobre 05 Sep 2010 en 14:21 pmtron-co

    Te equivocas al enviar disculpas. Por qué si pienso diferente y uso el ejercicio de la razón debo disculparme?

  2. sobre 11 Sep 2010 en 17:11 pmYunni

    ¡Excelente articulo señor Penagos! va directo a la yugular de la homeopatía.

  3. […] de estos afectos están intelectuales seguidores de Freud y de Foucault, practicantes de la homeopatía, amantes del new age y seguramente uno que otro vendedor de ilusiones. Los que más pena me dan son […]

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