Desde hace algún tiempo estoy tratando de desarrollar un ensayo sobre la posible relación entre anticipación y creatividad. Esas ideas sobre el tiempo me conducen ahora a escribir sobre la temporalidad, quizá más en un afán de procastinar.

Doy clases de Psicología en la Universidad de las Américas Puebla. En una de las clases (Aprendizaje y Memoria) comentaba sobre lo ventajoso que puede ser aplazar el reforzamiento (presentación de un estímulo que aumenta la probabilidad de ocurrencia de la conducta). Buscando información sobre un experimento clásico acerca de este tópico, me encontré con una conferencia de Philip Zimbardo en TED. La conferencia se llama «Una perspectiva saludable del tiempo».

Una de las preguntas claves es ¿qué determina una decisión que tomas? Para algunas personas esta decisión está determinada por la situación inmediata. Esas personas están «orientadas en el presente». Otras personas lo hacen pensando si lo que rodea a la decisión se parece a algo experimentado en el pasado. Estas personas están «orientadas en el pasado» porque la decisión está basada en lo que fue. Otras personas más, lo harán tratando de anticipar las consecuencias. En este caso son personas con «orientación al futuro». Estas tres clases de información sobre el tiempo influyen la toma de decisiones que haces y esto sucede de manera no consciente, desde el punto de vista de Zimbardo.

Zimbardo afirma que hay seis formas finales de orientarse. Dos formas de cada orientación para pasado, presente o futuro. Así, habrá personas que al centrarse en el pasado la atención la pongan en lo positivo y otras en lo negativo. El presente también tendrá dos formas: Fatalismo vs Hedonismo. El futuro tendrá las orientaciones centradas en el logro de metas vs futuro trascendente (vida después de la muerte).

En esta óptica Zimbardo ofrece una orientación óptima: Alto pasado positivo, moderado alto futuro y moderado presente hedonista. Si consideramos correcta la postura de Zimbardo en cuanto que estas orientaciones son inconscientes, el intentar tomar una decisión y una acción poniendo énfasis en las orientaciones temporales arriba señaladas puede ser conveniente. El pasado positivo puede dar sentido de identidad, el futuro puede dar las alas y el presente puede dar la energía. Palabras más, palabras menos, de Zimbardo.

Para el autor comentado aquí, todo exceso de cualquiera de estas orientaciones tiene más contras que beneficios. Y eso me recuerda mucho el énfasis puesto hace años por una corriente psicológica en donde la salud mental era abordada siempre desde un exceso en el presente. De hecho frecuentemente se afirmaba que lo importante era estar en el aquí y ahora.

A mí me parece que lo que Zimbardo postula para la psicología individual, puede fácilmente extrapolarse a una psicología cultural. He visto con frecuencia como, en un afán de la conveniencia presente, se sacrifica el futuro. Desde mi particular visión, la cultura mexicana tiende a excederse en la visión del presente y/o a poner énfasis en pasados negativos. La diferencia entre el que triunfa y entre el que pierde puede ser esta orientación temporal. Tenemos una cultura de muy alto riesgo. Que es incapaz de esperar, que no puede esperar un segundo más a que los motores de los aviones se apaguen para quitarse el cinturón. Tenemos una cultura de la prepotencia en donde una persona sana físicamente estaciona su camioneta en la zona para personas con discapacidad. Personas que no pueden esperar; que buscan el beneficio inmediato personal más que el bienestar colectivo pensado para un mejor mañana. Tenemos un país que prefiere tener equipos deportivos de pequeñas glorias pasajeras que esperar a no tener esas glorias pasajeras y tener mejores y prolongados triunfos. Tenemos una cultura que glorifica al mártir de hace doscientos años, pero que le cuesta trabajo aceptar luchar por ideales y valores altos para un beneficio futuro. Creo que las cosas están mejor que hace diez, veinte o cuarenta años. Creo que está bien sabernos con buenas raíces, sabernos que podemos ser desprendidos, desapegados y fiesteros, pero también hace falta trabajar con la certeza de que el trabajo diario, el esfuerzo constante, no tienen la recompensa a la vuelta de la esquina y que conviene, como cultura, como país,  empezar a aplazar un poco la pequeña gloria pasajera para tener un futuro exitoso, más pleno y mejor.

Les dejo el video de la conferencia: