La ciencia es en esencia abierta. Un científico descubre algo, lo comparte y otros científicos usan esa información para replicar, comparar sus datos, mejorar sus procedimientos, etc. La mayor parte de la comunidad científica se comporta con un sentido ético: cita a la fuente y genera nuevo conocimiento o realiza un procedimiento similar que ayuda a dar más evidencia. Bueno, pues a veces algunos retrógradas de los derechos de autor hacen justamente lo contrario: se apropian del conocimiento y no permiten que se use tal conocimiento. Veamos:

La Mini prueba del estado mental (MMSE, por sus siglas en inglés) es un test para evaluar el deterioro cognitivo. Es bastante popular, pues es de rápida aplicación (5 a 10 minutos) y no requiere de un verdadero especialista en la aplicación. Si bien no da detalles concretos sí permite tener una idea general de un posible déficit, para posteriormente usar alguna prueba más especializada. La prueba consiste de 11 preguntas que evalúan lenguaje, memoria, atención, orientación, atención y cálculo. ¿Y qué tiene que ver la prueba con el primer párrafo? Resulta que sus autores y su editorial han iniciado una ofensiva contra una prueba que hace lo mismo, pero es «open acces». Es de acceso gratuito y no cobra como lo hace la MMSE.

La MMSE tiene un copyright de alrededor de 30 años. En estos 30 años ha sido libremente distribuida y copiada, hasta que ahora una compañía ha iniciado una campaña de copyright y comenzado a cobrar por copia.

Tamara Fong, neuróloga de Harvard, creó y validó un instrumento de evaluación que hace lo mismo que el MMSE (le puso el infortunado nombre de Sweet 16, así que cuidado con lo que busques en Google con ese nombre. Procura poner Cognitive Screening, además de Sweet 16 para que no termines con otro tipo de evaluaciones ;-). Sin embargo Swet 16 es gratuito, de acceso libre y no tiene las trabas del copyright típico.

La compañía que reclama el copyright del MMSE ha iniciado un procedimiento para acabar con el  Sweet 16 e impedir su distribución. Esto es un verdadero despropósito en el mundo científico. Es más, es frecuente que un grupo de psicólogos desarrolle un instrumento basado en otro instrumento que miden lo mismo. Nadie anda reclamando derechos de autor. Esto no se llama ciencia, e incluso no se llama copyright; se llama bullying.

Fuente: Mind Hacks